La naturaleza como maestra de prácticas agrícolas biodinámicas
Cultivar la tierra y obtener alimentos saludables es una actividad que requiere profesionalidad y preparación. Los cambios medioambientales y climáticos que se están produciendo hacen que el trabajo del agricultor sea cada vez más complejo pero también muy fascinante. Para el agricultor biodinámico, el cultivo es un intercambio continuo entre el hombre y la naturaleza. Es un enfoque vivo, guiado por las leyes de la naturaleza.
Durante milenios, los humanos han desarrollado un sistema de técnicas y tiempos (la agricultura) para garantizar que las plantas sean más adecuadas para convertirse en alimentos nutritivos. Antaño, los tomates eran pequeños y amargos, el trigo producía menos semillas y las zanahorias eran menos dulces y más fibrosas. Mediante un cultivo y una selección especializados, los seres humanos han aumentado la variedad y, en consecuencia, han impulsado la biodiversidad. Hoy en día es un deleite hojear un catálogo de semillas biodinámicas y ver la variedad de colores y sabores que podemos cultivar.
Es importante aclarar que las plantas transgénicas están totalmente excluidas de esta forma de funcionamiento porque no siguen leyes naturales sino que representan un alto grado de artificialidad. El cuidado constante de semillas y plantas permite al agricultor biodinámico colaborar con las fuerzas de la naturaleza.
La poda también es una operación crucial a este respecto porque permite que la planta crezca y se desarrolle para una producción equilibrada. Los humanos cuidan de la planta y la planta, a su vez, provee a los humanos. Esta relación es de reciprocidad, conocimiento de la biología vegetal, comprensión del propio suelo y de las características de las propias plantas.
Hay épocas del año más propicias que otras para estas operaciones. Hacia finales del invierno, cuando la savia ascendente de la planta aún es débil, se puede intervenir con podas. De esta forma se puede estimular la planta, y al reducir las partes aéreas se potencia su fuerza vegetativa, favoreciendo la producción y la calidad. Si quieres fortalecer la planta, eliges el período de luna descendente, como indica el calendario biodinámico, que es una herramienta muy útil para sincronizar las operaciones agrícolas con los ritmos naturales y favorecer el vigor vegetativo. En biodinámica, las operaciones se sincronizan con los ritmos de la naturaleza, lo que las hace más efectivas.
Cada año, se utilizan cálculos astronómicos para predecir eventos celestes. Sobre la base de casi un siglo de experiencia en agricultura biodinámica, es posible pronosticar estadísticamente los mejores momentos para las operaciones agrícolas. Por ejemplo, en el manejo de la vid, es crucial identificar los períodos entre marzo y finales de mayo en los que pueden ocurrir caídas repentinas de temperatura. El calendario biodinámico puede proporcionar predicciones verosímiles y la pulverización sobre las plantas del preparado 507, elaborado con Valeriana Officinalis, puede ayudar a mitigar los efectos de las heladas.
El calendario indica las mejores épocas de poda para potenciar el desarrollo de frutos y aromas, momentos ideales para la siembra, el trabajo del suelo y el control de enfermedades fúngicas y bacterianas.
Una época importante para el agricultor comienza a mediados de febrero, cuando la hierba comienza a crecer en los campos. Es entonces cuando se pueden realizar los primeros tratamientos con decocción de cola de caballo, ya que el despertar primaveral de la tierra es un período muy delicado, propenso al crecimiento de hongos y bacterias. En la agricultura biodinámica, estos ritmos se observan de cerca porque trabajar en armonía con el mundo natural permite un cultivo más sostenible y rentable tanto para los humanos como para la tierra.